EL MÍNIMO Y DULCE FRANCISCO DE ASÍS, SIEMPRE ACTUAL
El 4 de octubre se celebra el Día de San Francisco de Asís, un personaje que cambió la historia de su tiempo (1181-1226) y sigue influyendo en nuestros días, especialmente con su mensaje del cuidado de la naturaleza herida y el amor a Dios, a todos los hermanos de la creación: al hombre, los animales, los árboles, los ríos.
No es pura coincidencia que el líder máximo de la Iglesia Católica haya tomado el nombre de Francisco para su pontificado y su primera encíclica “Laudato Si” (Alabado seas), haciendo un llamado urgente a volver los ojos a la casa común, con una perspectiva integral: Natural, humana, social, y económica.
El mensaje de Francisco resuena con más fuerza en estos días que estamos pasando uno de los veranos más fuertes, con sequía, incendios forestales, estiajes, apagones y racionamientos de agua potable. Y al mismo tiempo inviernos intensos como en junio pasado, con derrumbes, inundaciones, cierre de carreteras y pérdidas humanas.
La renuncia a la riqueza material de Francisco de Asís, hijo de un acaudalado comerciante, ha impresionado a miles de personas. Se despojó de todo, hasta de sus vestidos, para semejarse al pobre de Nazareth. Su testimonio revive en nuestros días, dominados por la ambición y la codicia, la búsqueda de poder, la violencia, la corrupción.
Me encanta el poema Los motivos del lobo, escrito por Rubén Darío, que habla de Francisco de Asís y del terrible lobo que asolaba los rebaños, matando a los animales y hasta a los pastores, pero que se calma con la voz del Santo. Quizá todos llevamos un lobo feroz dentro y habremos ganado la batalla cuando lo hayamos transformarlo en un manso perrito.
Les comparto la primera estrofa y pude revisar todo el poema en este enlace. https://shorturl.at/nOSt4 En la iglesia de Plaza Aray, capilla de San Francisco de Asís, en las vísperas el P. párroco Jefferson Freire bendijo a las mascotas, yo llevé a la mía. El GAD Prov. Había enviado vitaminas y purgantes.
El varón que tiene corazón de lis,
alma de querube, lengua celestial,
el MÍNIMO Y DULCE FRANCISCO DE ASÍS,
está con un rudo y torvo animal,
bestia temerosa, de sangre y de robo,
las fauces de furia, los ojos de mal:
¡el lobo de Gubbio, el terrible lobo!
Rabioso, ha asolado los alrededores;
cruel, ha deshecho todos los rebaños;
devoró corderos, devoró pastores,
y son incontables sus muertes y daños …