¿QUIÉN GANÓ EL DEBATE PRESIDENCIAL? 

La pregunta está en el aire y las respuestas son tan diversas como las opiniones. Sin embargo, muchas de estas respuestas carecen de objetividad, orientadas más a favorecer a determinados candidatos o candidatas que no lograron destacar, en especial quienes lideran las encuestas. En contraste, ha emergido un amplio reconocimiento hacia Andrea González, cuya participación dejó una marca contundente. 

Andrea González, ingeniera ambientalista, destacó en el debate con serenidad y solidez. Fue, sin lugar a dudas, la sorpresa de la noche del 19 de enero. Su intervención no solo brilló por sus ideas bien fundamentadas, sino también por su capacidad para comunicar con claridad y precisión, abordando temas de interés nacional con conocimiento y criterio. Estas son cualidades esenciales en un estadista, y Andrea las demostró con creces. 

En contraste, Luisa González ha optado por retar públicamente a Daniel Noboa a un debate directo, como si hubiese sido la ganadora del evento. Sin embargo, si lo que busca es medir fuerzas, debería enfrentarse a Andrea González, quien la superó en el debate y podría volver a hacerlo. Esto revela una estrategia que parece eludir confrontaciones que podrían perjudicarle. No hay que olvidar que la candidatura de Luisa González responde a la influencia directa de Rafael Correa, quien sigue siendo el eje del movimiento político que lidera. 

Este fenómeno no es exclusivo del correísmo. Muchas candidaturas surgen de imposiciones de líderes políticos o grupos financieros en las sombras, cuya prioridad rara vez son los intereses colectivos. En el ejercicio del poder, estas figuras suelen priorizar intereses personales y de grupo, dejando de lado las necesidades del país. 

Por su parte, Daniel Noboa tuvo una actuación correcta, aunque lejos del desempeño destacado que mostró en el debate anterior. Es comprensible, dada la constante atención sobre los errores de su administración, especialmente los apagones que tanto afectaron a los ciudadanos. Aun así, supo defender su gestión con argumentos sólidos. 

La verdadera incógnita es: ¿Qué efectos tendrá este debate? ¿Podría alterar el panorama electoral y reconfigurar las preferencias? ¿Y si Andrea González logra captar a los indecisos y entra en una eventual segunda vuelta? En política, todo es posible. Un cambio de esta magnitud sería un fuerte mensaje de renovación. Ecuador necesita líderes con un perfil como el de Andrea González, capaces de combinar preparación, comunicación efectiva y un compromiso real con los intereses del país. 

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